Según varios estudios las alteraciones menstruales son más frecuentes en mujeres que practican deporte cuando se compara con la población femenina en general. De hecho, los trastornos en la menstruaciónen deportista de competición ocurren en un 10-12% de las nadadoras, 25% en corredoras y 7% en corredoras meramente recreacionales.
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La actividad física no es necesariamente la causa de la disfunción menstrual: el ciclo ovárico consta de una fase llamada folicular, que alcanza desde el primer día de la menstruación a la ovulación, y dura un promedio de 14 días, y una fase luteínica desde la ovulación al primer día de la menstruación. Esta última fase está normalmente asociada al incremento en la temperatura corporal basal, y se prolonga unos 10 ó 15 días.
El ejercicio físico produce cambios importantes en la producción de hormonas y retrasa la llegada de la primera regla o incluso su desaparición. Además, influyen otros factores como el estrés y la disminución del porcentaje de tejido graso corporal.
Es importante tratar o intentar corregir estas alteraciones hormonales y del ciclo menstrual, ya que pueden favorecer la aparición precoz de problemas como la osteoporosis. A continuación, desde fisioterapia Marítim os damos una serie de consejos para prevenir estos problemas.
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Dieta variada y equilibrada, intentando repartirlas en 5 ingestas diarias.
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Seguir un horario de alimentación para mantener los niveles de glucosa estables.
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Mantener una buena hidratación.
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Ejercicio sin exceso, es necesario adaptar la práctica deportiva, tanto la modalidad practicada como la intensidad en función de la edad y de nuestros hábitos deportivos previos. Cuando las actividades deportivas se realizan con medida y se complementan con una alimentación adecuada, se favorece el desarrollo físico, psicológico y social.
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Se recomienda practicar ejercicio tanto los días previos como durante el periodo de menstruación. Hacer deporte aumenta la producción de endorfinas, hormonas que aumentan la sensación de bienestar y disminuyen el dolor, por tanto, reducen los síntomas propios del síndrome premenstrual (retención de líquidos, sensibilidad mamaria, fatiga, náuseas, cólicos…).
Es necesario tener en cuenta que en función de cada mujer habrá que adaptar la intensidad de los entrenamientos durante esos días, ya que si se sufre dismenorrea, el ejercicio puede aumentar el dolor y la hemorragia. Una opción sería realizar otro ejercicio diferente más ligero, como caminar, nadar, patinar o bicicleta de forma suave, evitando que el esfuerzo aumente las molestias.
Si tus problemas persisten a pesar de tomar estas medidas, te recomendamos que lo consultes con tu médico de cabecera, ginecólogo o fisioterapeuta especialista en suelo pélvico. A veces el tratamiento físico o farmacológico de posibles disfunciones ginecológicas es necesario para evitar que la menstruación limite tu práctica deportiva.
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