HALLAR EL CENTRO PROPIO DE GRAVEDAD
HALLAR EL CENTRO PROPIO DE GRAVEDAD |
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Los ejercicios de equilibrio favorecen la integración de las distintas partes de nuestro cuerpo, su correcto ordenamiento y a la totalidad de sus funciones, a la vez que ayudan a compensar el exceso o la insuficiencia de peso. Mientras la cabeza se va descargando, es decir, va perdiendo peso, los pies, las piernas y la región de la pelvis van adquiriendo mayor consideración, más peso, y se acentúa su contacto con el suelo. La fuerza muscular y centro orgánico de la pelvis se han de reconocer y sentir como tales, y éste ha de representar el equilibrio frente al polo opuesto que es la cabeza. |
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Mediante balanceos, caídas y movimientos de péndulo aprendemos a aplicar de forma equilibrada nuestra fuerza muscular de gravitación; a desarrollar la conciencia de nuestro propio centro de gravedad que se halla, junto con el centro orgánico, muscular y respiratorio, en el bajo vientre; y, por último, a compensar la tensión que se produce al respirar, cantar o hablar. Quien sea capaz de balancearse no se contraerá ni entumecerá. Los bailarines sobre cuerda son auténticos maestros en el dominio del movimiento. Los balanceos, caídas y movimientos de péndulo, no obstante, requieren no sólo que nos movamos desde el centro, sino que también exigen y fomentan la firmeza interior y la confianza que tenemos en nosotros mismos y hacia los demás. |
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EJERCICIOS DE BALANCEOS, CAÍDAS Y MOVIMIENTOS DE PÉNDULO. | |||||||
A continuación se exponen algunos ejercicios a modo de (pruebas de verificación) en el juego de la gravitación. Ø BALANCEARSE. Balancéese sobre un tronco de árbol u otro objeto similar en el bosque, o en el gimnasio sobre la barra de equilibrio. Póngase tenso al balancearse, por ejemplo cerrando con fuerza los puños o dejando que alguien le grite inesperadamente y le dé un pequeño susto. Verá cómo ha de forzarse para mantener el equilibrio.
Ø TOMAR CONTACTO CON EL SUELO. Apoye bien los pies sobre el suelo, estire los dedos de los pies y vuelva a ponerlos en contacto con el suelo. Trate de percibir qué partes de la planta de los pies tocan el suelo y siéntalo bajo ellas.
Ø EL ALIENTO NOS HACE MOVERNOS. De pie, erguido y sin oponer resistencia a las articulaciones, trate de permanecer inmóvil. Verá que no lo consigue tan fácilmente, ya que el movimiento de la respiración le hace tambalear de forma involuntaria.
Ø OJOS CERRADOS. Póngase a la pata coja; primero pierna derecha luego la izquierda. Tome conciencia de su cuerpo en el espacio, una vez esta primera fase la tengamos resuelta, pasaremos a cerrar los ojos y a percibir todo un mundo de sensaciones para poder intentar mantener así el equilibrio.
Ø JUEGO DE PELOTA. Colocándonos a la pata coja, cogeremos una pelota e intentaremos hacer (toques o botes en el suelo) intentando siempre no perder el equilibrio. Compartiremos así el equilibrio con el juego de pelota. |
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Fdo: Francisco Botella, fisioterapeuta clínica Fisioterapia Marítim. |