Tratamiento de Fisioterapia
Es imprescindible iniciar un tratamiento precoz, ya que las secuelas de la lesión evolucionan rápidamente. La fisioterapia no va a tener un efecto directo sobre la inervación, pero sí sobre la prevención en la instauración de deformidades y en mejorar la funcionalidad del miembro afecto.
Durante las 3 primeras semanas se desaconseja toda movilización de la extremidad paralizada, y sólo se debe llevar cabo un tratamiento postural con mucho cuidado.
Desde la cuarta semana al tercer mes se llevarán a cabo movilizaciones pasivas de todas las articulaciones del brazo afectado para evitar los acortamientos, siendo siempre suaves y dentro de la amplitud fisiológica de cada articulación.
Además, en este período se debe empezar la estimulación sensitiva y con un entrenamiento de las funciones motrices. Se acompañará todo el tratamiento fisioterápico de un tratamiento postural que consistirá en alternar a lo largo de todo el día las diferentes posiciones del brazo.
Los 4 meses es un momento crítico, ya que se debe decidir si se continúa con el tratamiento conservador, o se lleva a cabo un tratamiento quirúrgico para reparar los nervios lesionados.
A partir de los 4 meses se realizan movilizaciones pasivas, ejercicios activos según la edad del niño y ajustes posturales. También se puede introducir la terapia restrictiva, donde se anula el miembro superior sano para que emplee el afecto. Por último, el vendaje neuromuscular también está demostrando buenos resultados.
Conforme el niño va creciendo se pueden incorporar diferentes juegos para mejorar la conciencia sensitiva del miembro superior afectado (reconocer diferentes objetos, texturas, formas…). |
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