Los primeros baños del recién nacido
Los partidarios de estas bañeras, creemos que es importante que los primeros minutos y meses del recién nacido sean de transición, para que el bebé se adapte de forma paulatina sin cambios drásticos del útero materno a la vida extrauterina.
Se pueden utilizar desde el primer baño hasta los 8 kg. Lo ideal es recrear un ambiente con poca luz, cálido, música suave o que la mamá cante una canción de cuna que relaje al bebé, transportándolo a esos meses anteriores donde sólo conocía los latidos de la madre y era acunado en el líquido amniótico. El agua debe estar caliente, unos 37°C, esta temperatura los relaja y llegan incluso a quedarse dormidos. Además estas bañeras mantienen la temperatura del agua durante unos veinte minutos, con lo cual, el bebé queda relajado y dormido mientras flota. Es de las experiencias más preciosas que unos padres pueden disfrutar con sus bebés, acariciándolo y observándolo sereno como cuando estaba en el útero.
Para usar estas bañeras, tienen una marca hasta donde llenarlas de agua. A continuación, después de medir la temperatura se introduce al bebé muy lentamente, sujetándolo del culete y del cráneo (zona occipital y mandíbula), se coloca el culete hacia abajo y lo sujetamos solamente desde la cabeza, con el dedo índice y medio desde la nuca o desde la cabeza. Con la otra mano se puede acariciar y tirar agua por la cabeza de forma suave.
La posición fetal que adopta el bebé, en vertical y con las piernas flexionadas sobre su abdomen, ayuda a prevenir los cólicos, de ahí el nombre de bañera anticólicos; aunque para ello, hace falta más medidas.
Estas bañeras no son para enjabonar y frotar al bebé, pues hasta que tienen unos 6 meses, casi no se ensucian, solamente la zona del pañal que con un paño húmedo se puede limpiar. El baño se convierte en un momento de confort y amor. En el agua se ponen unas gotitas de aceite, el de caléndula es perfecto para ayudar a conseguir esa sensación agradable y cálida.
Para sacarlos es importante que la temperatura de la habitación este muy caliente, envolverlos en una toalla y secarlos con toquecitos muy suaves, mientras se les mece. Continuar con poca luz, música suave y pegaditos piel con piel.
Los bebés quedan tranquilos, relajados y es una experiencia preciosa ver al bebé disfrutar y dormirse como cuando estaba en el útero.
Escrito por: Núria Sempere, fisioterapeuta en Fisioterapia Maritim Lirios Dueñas.